Mi vecino
me llevó del brazo
a la fuerza
esposado
Mi nombre aparecía
en una la lista negra
Me enseño un dossier
un revolver
y su alma
Me enseñó sus ojos
y pidió disculpas
Dijo que cumplía, órdenes
le pregunté por su mujer
y sus pequeños hijos
En medio de la pena
pronunció estas palabras
“perdóname, tengo que vivir”
No dije nada
vi las últimas llamas de la tarde
y me metí en la noche
con miedo
Miedo [...].